"So,
for the second time, [the Pharisees]
summoned
the man who had been blind and said:
'Speak
the truth before God.
We
know this fellow is a sinner.'
'Whether
or not he is a sinner, I do not know.'
the
man replied.
'All
I know is this:
once
I was blind and now I can see.'
I
De cómo nació el proyecto
Fue en las
filmaciones de The Godfather II en las que Robert De Niro leyó por primera vez Raging Bull: My Story, de Jake LaMotta.
El libro era una autobiografía que relataba la historia de un boxeador
profesional de pesos medianos, desde su infancia y sus inicios en el boxeo
hasta la obtención del título mundial y su posterior debacle en el ámbito
familiar y profesional. El libro, de pocas cualidades literarias, impresionó a
De Niro inmediatamente, el personaje de Jake La Motta, un muchacho pobre del
Bronx de un gran talento que ve un proyecto de vida destruido por su propio
carácter, para luego arrepentirse y buscar una suerte de redención, formó una
obsesión constante en su carrera.
Fue en esa época,
en que le propuso a Scorsese dicho proyecto. Insistiendo que era una película
que tenían que hacer juntos. Scorsese se sentía reticente a realizar dicha
adaptación. En sus palabras alegaba que no comprendía realmente el interés por
la historia y que por otro lado, ya desde su niñez, encontraba al box o
cualquier otro deporte aburrido. No obstante, ante la obstinación de De Niro “
Marty” encargó el desarrollo de un guion a manos de Mardik Martin y posteriormente
de Paul Schrader –el guionista de Taxi Driver.
Posteriormente,
en 1978, Scorsese pasaba por una grave crisis de salud. Después del fracaso de
New York New York, su primera película de alto presupuesto, inició un largo y precipitado
camino hacia el caos, debido al excesivo consumo de drogas y a un ritmo de vida
bastante disipada. Fue en aquel tiempo, en que se divorció de su segunda esposa,
pasaba por una gran depresión y una gran rabia por el aparente término de una
carrera ascendente en el espectro del cine norteamericano. A pesar del
recrudecimiento de su salud, en ese año dio a estrenar The Last Walz, una documental
del último tour de la banda de rock The Band. Scorsese supo en ese momento, que
era lo que mejor que había dirigido en su carrera. Sin embargo, no se sentía
feliz ni satisfecho creativamente:
“En ese momento comprendí que
había un problema, que había una especie de vacío dentro de mí ¡Y me drogué aún
más! Luego toqué fondo, me hundí”. (en Cahiers du cinema número 500)
En setiembre de ese año, fue
internado en el New York Hospital al sufrir una hemorragia interna que por poco
lo lleva a la muerte, estuvo en recuperación diez días. Su cuerpo no resistía más De Niro lo visita de
forma constante y entre conversaciones le informa que Paul Schrader había finalizado
el guión y sólo faltaba él, él era el único que podría hacerlo.
[Pero ¿Qué ocurre?” Y Luego
añadió: “¿No quieres hacer esta película? ¡Sólo tú puedes hacer!”. Respondí que
sí. Y entonces comprendí; fui consciente de que yo era él… (Scorsese muestra la
foto de De Niro interpretando a Jake La Motta obeso). Yo podía hacerlo. Esa
película hablaba de mí. No tenía que decírselo a Bob: ya lo sabía. Todo lo
quería de mí era un compromiso. Y de algún modo, en mí se disparó un resorte.
Dije: “lo haremos. ¡Adelante!] (en Cahiers du cinema, número 500)
Después de su recuperación se dirigió
con De Niro a la isla de St. Martin ha rescribir el guión. Scorsese empezó el
proyecto bajo un ritmo creativo frenético y eufórico, que no sentía desde Mean
Streets o Taxi Driver. Había encontrado su voz y la convicción para filmar la
película. La filmó como si fuera la última, introduciendo todo lo que había
aprendido, cada forma y truco de todos sus años en el cine. El resultado, fue la
voz trágica de un hombre que luego de pasar por el infierno y la soledad,
originado por sus propios demonios, encuentra la redención muchos años después,
comprendiendo su ceguera y viéndose por fin en el espejo, aceptándose a sí
mismo, encontrando paz.
II
Sobre Raging Bull
I
remember those cheers / They still ring in my ears / After years, they remain
in my thoughts. / Go to one night / I took off my robe, and what'd I do? I
forgot to wear shorts. / I recall every fall / Every hook, every jab / The
worst way a guy can get rid of his flab. / As you know, my life wasn't drab. /
Though I'd much... Though I'd rather hear you cheer / When you delve... Though
I'd rather hear you cheer / When I delve into Shakespeare / "A horse, a
horse, my kingdom for a horse", I haven't had a winner in six months.
[he
lights a cigar] Though I'm no Olivier / I would much rather... And though I'm
no Olivier / If he fought Sugar Ray / He would say / That the thing ain't the
ring, it's the play. / So give me a... stage / Where this bull here can rage /
And though I could fight / I'd much rather recite /... that's entertainment…
El inicio de Raging Bull es la
síntesis o la gran metáfora de la vida de Jake La Motta. La trasposición del Intermezzo de Cavalleria
Rusticana, el ballet pugilístico que se prepara para el encuentro, golpeando a
la nada, un hombre solo en el ring entre las cuerdas que se enfrenta contra sí
mismo y contra el mundo . Scorsese logra dar proporciones Shakesperianas a un
personaje atormentado por sus propios demonios, que ve como el espectáculo de
su vida se resuelve en una gran tragedia, en la que el ring es una alegoría de
sus fracasos y de sus éxitos. A su vez, el carácter violento y sesgado de sus
mejores años, es su propia condición la que lo precipita a la debacle, a la
decadencia moral y física y su posterior ruina. Jake La Motta, ya en 1964
rememora de forma melancólica sus años de juventud y esplendor, recitando
pasajes de Tenesse Williams y William Shakespeare antes de entrar a escenario. Lo
que sigue es el montaje, de la función de su vida, de dos imágenes dispares: de
un hombre viejo, desilusionado y acabado y por el otro lado, un joven La Motta
que recibe los golpes, orgulloso, impetuoso e invencible, sin retroceder, antes de ir al ataque.
La concepción
del anti héroe en Jake La Motta, es de
un doble conflicto, es la historia de la impotencia de un hombre que se
enfrenta con la sociedad y consigo mismo. Raging Bull es la película de la
autodestrucción del protagonista, por sus propias inseguridades y pasiones. La
premisa sitúa a Jake un exitoso boxeador de pesos medianos, al cual se le niega
tener de ser un contendiente y ganar el título mundial. Existe, en ese sentido,
un orden impuesto que no puede superar, las mafias pugilísticas que predisponen
resultados y campeones. Jake se niega a formar parte de ello y va por su
cuenta, intentando forjar su éxito por sí mismo. El resultado es la frustración,
del no aceptar las convenciones corruptas de la sociedad, que se antepone a su
suerte y aquellos valores antiguos que defiende, que se acrecientan con los
años y generan un orgullo desmedido y ciego que estalla en una actitud violenta
contra todo lo que pudo ser bello o valioso en su vida.
Del mismo modo,
se puede encontrar un profundo conflicto interno por parte de Jake, una
inseguridad, una incapacidad o miedo a ser feliz, que lo abstrae y aísla y
dificulta la comunicación con los demás. En ese espectro su hermano Joey (Joe
Pesci), es una suerte de pacificador, su conexión con el mundo y lo que lo
rodea. Él canaliza sus fuerzas y pasiones y busca las oportunidades que el
carácter de su hermano le niega. Por el otro lado, nos damos con Vickie (Cathy Moriarty) la que
sería su segunda esposa. Una rubia, con una imagen y actitud al modo de una
femme fatale, a la que Jake ve como un espejismo, de algo verdaderamente bello,
una fuerza de la naturaleza que no puede controlar, pero que sin embargo, lo
atrae y es algo que desea en su vida. Vickie, de esta manera, forma parte vital
de sus inseguridades, de su fragilidad contenida, de su falta de comunicación
con el mundo al cual, tiene un miedo terrible, de ser abandonado, de que su
orgullo y amor propio sean rotos. La violencia, los celos y paranoias de La
Motta, se encienden en su temor de no ser suficiente, de no dar talla al papel
que interpreta.
Después de
casi cuatro años luchando, ante una gran frustración, Jake termina traicionándose a sí mismo, su hermano Joey lo
convence de que su única oportunidad es venderse a la mafia. De este modo, se
deja ganar Ante esta situación Jake llora
desconsoladamente, es una traición su filosofía de vida y siente vergüenza de lo que tuvo que hacer y el fracaso que conlleva. No
obstante, dos años después, tiene la oportunidad de luchar por el título y lo
consigue. Así, en el pináculo de su carrera pasando la euforia del momento,
pasamos a un siguiente plano y nos damos con la cuenta que no es feliz, que existe
una insatisfacción en cada aspecto de su vida, una resignación que lo hace
dejar de lado el entrenamiento y una frecuente paranoia e inseguridad de que su
esposa lo engaña. La Motta desconfía de su éxito y procede a destruirlo,
escucha internamente acusaciones, confesiones, traiciones contra sí y se aísla
en un manto de ebullición y violencia contenida. La misma paranoia lo aleja del
único componente estable en su vida, su hermano, su puente con la realidad, al
cual le da una golpiza creyendo que lo traicionó con su esposa, rompiendo relaciones con él.
La vida de
Jake La Motta, de este modo, es la de un hombre con todas las condiciones para
ganar, pero que una vez cumplido el objetivo de su vida, no sabe qué hacer con
ella y que falla miserablemente sin encontrar una real satisfacción. Su vida es
el espectáculo de una persona que recibe golpe tras golpe en una actitud casi
masoquista, en un mundo caótico –dícese el ring o la vida-, en el que se rehúsa
a dar su brazo a torcer o ceder, pero este no es un personaje idealista, sino un
personaje que ante su propia fragilidad, trata de moldear al mundo a su
alrededor, de alcanzar un control ante su propia inseguridad y forjar su propio
éxito y auto-respeto. Una vez que gana el título, sin embargo, se siente igual
de vacío. Siente la misma gran impotencia e incapacidad de expresarse, el miedo
a quedarse solo y ser engañado, de vivir en un mundo, en el cual realmente, no cree
merecer ser feliz.
La Motta se ha retirado y abre un
night club, con su mismo nombre. En este club, en una profunda decadencia
moral, se ve coludido en un caso de corrupción de menores, la policía lo busca.
Corre desesperado a buscar dinero con que sobornar a la justicia y falla, al
rehusarse a vender su cinturón de campeón, el último recuerdo de su gloria
pasada. Ya en la cárcel, se afronta
contra el escenario del que siempre huyó: su propia debilidad. Jake como llegó
al mundo, está solo y en el fondo del abismo, en la oscuridad su reflejo es
claro, se enfrenta a la realidad, todo lo bello en su vida se había esfumado y
era su culpa. Es un hombre, que finalmente, se repite encarecidamente,
desesperado que no es un animal, que es una persona, que no es tan malo y que
merece una oportunidad.
En 1964, La Motta, otra vez en su
camerino, recita el monólogo de “I
could have been a contender” de Marlon Brando en On the Waterfront. Ha perdido
todo, pero por fin puede ver su reflejo en el espejo y no huye de él. Es curioso, en su fracaso, por fin encuentra
un cierto equilibrio, una cierta paz interior que hace llevaderos sus años, ya
que ve claramente la luz en el escenario -el ring- en el que sus mejores años pasaron, el que
fue su hogar y forma parte de su modo de plantarse al mundo, sabe que aquel
lugar es el único lugar en donde puede expresarse y retomar su vida porque
ahora ve.
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