El cine argentino bien podría ser una de
las industrias más desarrolladas y de mayor calidad en el ámbito
latinoamericano. La profesionalización de sus componentes refleja una industria
mucho más madura que la peruana y desde ya hace muchos años presenta un cine
harto interesante.
Dentro
de ese espectro, como un ejercicio pensé en hacer una lista de películas
argentinas que pudieran hacernos considerar un mercado
distinto al estadounidense, que abunda en Netflix o en nuestras salas. Las
películas señaladas a continuación, no son más que una selección personal de películas que considero muy buenas o valiosas.
1. Historia Oficial (1985)
La
película transcurre unos pocos años después del término de la dictadura militar
en Argentina. Las heridas son recientes y han surgido inquietantes rumores
sobre la fraudulenta adopción de niños de desaparecidos, durante la dictadura,
por altos mandos del gobierno. Dentro de ese escándalo surgen las abuelas de la
plaza de mayo y Alicia, una profesora de historia de un liceo empieza a
cuestionarse el origen de su hija adoptiva Gaby, mientras su marido un
acaudalado empresario otrora muy cercano al gobierno enfrenta una crisis en la
empresa por ciertos negocios turbios del pasado.
Mucho
se ha criticado la obtención del Oscar a mejor película de lengua extranjera a
Historia Oficial. Unos abogan que el tinte político de la película jugo un
papel principal ante una producción con valores artísticos discretos. No
obstante, Historia Oficial tiene grandes aciertos como la calidad
interpretativa de Hector Alterio o Norma Aleandro. Además, de traer a escena
ciertas preguntas de gran actualidad como qué vale el progreso, o si es mejor
callar ante el peligro de perder todo por lo que has vivido.
2. Despabílate Amor (1996)
Hay
algo increíblemente cursi en las películas de Eliseo Subiela, algo meloso y
desigual -ya sea en los diálogos, la música o la misma historia- que si se
diseccionara o analizara con cuidado revelarían una obra llena de
imperfecciones. Sin embargo, a pesar de todos sus defectos Subiela es
inquietante, atrapa y transmite una obra increíblemente personal que dentro del
medio y a diferencia de sus coetáneos impregna a la obra de sí a todo momento.
Dentro
de las películas de Subiela, la que más he disfrutado es quizá Despabílate
Amor. Una película que se maneja en dos tiempos y retrata una generación desde
una época de oro en la que los jóvenes despreocupados van a fiestas y bailan al
rock and roll hasta muchos años después en la que las fobias se han exacerbado
y el país así como sus vidas, entran en una casi inevitable decadencia. Dentro
de este panorama Ricardo, el más vivaz y feliz de sus compañeros, telefonea para
una última gran fiesta a todos sus antiguos compañeros del barrio, incluso a
Ernesto el ex amor de su mujer, un hombre que dejó Buenos Aires en tiempos de
convulsión política bajo la novedad casi fanática de la revolución cubana en
los jóvenes de aquella época.
Un
conjunto de poemas de Bennedetti, música de sintetizador- muy de los noventa-,
un clima poético algo forzado y una premisa claramente roja y nostálgica.
Despabílate Amor es uno de esos híbridos del cine de autor que les encantará y
desagradará por momentos.
3. Martin Hache (1997)
Martin
hijo, un chico sin estudios ni profesión, viaja a España obligado a pasar una
temporada con su padre, después de un aparente y malinterpretado intento de
suicidio. En Madrid lo espera su Martin padre, un ermitaño y cínico director de
cine que no ha hecho una película en años que tan sólo pasa el tiempo escribiendo
un guión que no acaba y pasando el tiempo con una mujer que difícilmente
llamaría novia y su mejor amigo, un actor homosexual díscolo en la industria y
devoto aficionado a las drogas en todas sus formas.
Lúcidamente
escrita y con actuaciones estelares del mejor Luppi en años, y una Cecilia Roth
increíblemente real. Martin Hache es una obra genial que trae a colación el profundo
drama de la incomprensión, de ser tanto padre como hijo y aquel difícil
tránsito de la madurez y la seguridad en lo que se dice o tendrá que hacer en
una sociedad en la que los roles de antaño distan mucho de una realidad feroz
en donde nadie está realmente seguro de nada.
4. Nueve Reinas (2001)
Decían
en los cines argentinos en el día de su estreno que la película no parecía
argentina. Bielinsky compuso un guión ingenioso, con un ritmo desenfrenado e
inquietante con un desenlace genial para una película en donde nada falta y
todo encaja.
Nueve
Reinas cuenta un día en la vida de dos disimiles estafadores, uno joven e
inexperto con “cara de buena gente” y otro que ha hecho de la estafa una
profesión respetable, que por circunstancias extrañas se ven envueltos en la
que podría ser un negocio millonario, la falsificación y venta de la “Nueve
reinas”, unas estampillas invaluables del siglo XIX a un millonario empresario
español filatelista.
Pocas
películas, pueden mantener el nivel de suspenso y construir de forma
inteligente una historia como la opera prima de Bielinsky.Una película que en
definitiva no subestima a su audiencia.
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