sábado, 17 de enero de 2015

Cuatro de películas argentinas para ver en el verano (que no sean de Campanella)

El cine argentino bien podría ser una de las industrias más desarrolladas y de mayor calidad en el ámbito latinoamericano. La profesionalización de sus componentes refleja una industria mucho más madura que la peruana y desde ya hace muchos años presenta un cine harto interesante.

Dentro de ese espectro, como un ejercicio pensé en hacer una lista de películas argentinas  que pudieran hacernos considerar un mercado distinto al estadounidense, que abunda en Netflix o en nuestras salas. Las películas señaladas a continuación, no son más que una selección personal de películas que considero muy buenas o valiosas.

1.      Historia Oficial (1985)

La película transcurre unos pocos años después del término de la dictadura militar en Argentina. Las heridas son recientes y han surgido inquietantes rumores sobre la fraudulenta adopción de niños de desaparecidos, durante la dictadura, por altos mandos del gobierno. Dentro de ese escándalo surgen las abuelas de la plaza de mayo y Alicia, una profesora de historia de un liceo empieza a cuestionarse el origen de su hija adoptiva Gaby, mientras su marido un acaudalado empresario otrora muy cercano al gobierno enfrenta una crisis en la empresa por ciertos negocios turbios del pasado.
Mucho se ha criticado la obtención del Oscar a mejor película de lengua extranjera a Historia Oficial. Unos abogan que el tinte político de la película jugo un papel principal ante una producción con valores artísticos discretos. No obstante, Historia Oficial tiene grandes aciertos como la calidad interpretativa de Hector Alterio o Norma Aleandro. Además, de traer a escena ciertas preguntas de gran actualidad como qué vale el progreso, o si es mejor callar ante el peligro de perder todo por lo que has vivido.

2.      Despabílate Amor (1996)
Hay algo increíblemente cursi en las películas de Eliseo Subiela, algo meloso y desigual -ya sea en los diálogos, la música o la misma historia- que si se diseccionara o analizara con cuidado revelarían una obra llena de imperfecciones. Sin embargo, a pesar de todos sus defectos Subiela es inquietante, atrapa y transmite una obra increíblemente personal que dentro del medio y a diferencia de sus coetáneos impregna a la obra de sí a todo momento.
Dentro de las películas de Subiela, la que más he disfrutado es quizá Despabílate Amor. Una película que se maneja en dos tiempos y retrata una generación desde una época de oro en la que los jóvenes despreocupados van a fiestas y bailan al rock and roll hasta muchos años después en la que las fobias se han exacerbado y el país así como sus vidas, entran en una casi inevitable decadencia. Dentro de este panorama Ricardo, el más vivaz y feliz de sus compañeros, telefonea para una última gran fiesta a todos sus antiguos compañeros del barrio, incluso a Ernesto el ex amor de su mujer, un hombre que dejó Buenos Aires en tiempos de convulsión política bajo la novedad casi fanática de la revolución cubana en los jóvenes de aquella época.
Un conjunto de poemas de Bennedetti, música de sintetizador- muy de los noventa-, un clima poético algo forzado y una premisa claramente roja y nostálgica. Despabílate Amor es uno de esos híbridos del cine de autor que les encantará y desagradará por momentos.


3.      Martin Hache (1997)
Martin hijo, un chico sin estudios ni profesión, viaja a España obligado a pasar una temporada con su padre, después de un aparente y malinterpretado intento de suicidio. En Madrid lo espera su Martin padre, un ermitaño y cínico director de cine que no ha hecho una película en años que tan sólo pasa el tiempo escribiendo un guión que no acaba y pasando el tiempo con una mujer que difícilmente llamaría novia y su mejor amigo, un actor homosexual díscolo en la industria y devoto aficionado a las drogas en todas sus formas.
Lúcidamente escrita y con actuaciones estelares del mejor Luppi en años, y una Cecilia Roth increíblemente real. Martin Hache es una obra genial que trae a colación el profundo drama de la incomprensión, de ser tanto padre como hijo y aquel difícil tránsito de la madurez y la seguridad en lo que se dice o tendrá que hacer en una sociedad en la que los roles de antaño distan mucho de una realidad feroz en donde nadie está realmente seguro de nada.

4.      Nueve Reinas (2001)
Decían en los cines argentinos en el día de su estreno que la película no parecía argentina. Bielinsky compuso un guión ingenioso, con un ritmo desenfrenado e inquietante con un desenlace genial para una película en donde nada falta y todo encaja.
Nueve Reinas cuenta un día en la vida de dos disimiles estafadores, uno joven e inexperto con “cara de buena gente” y otro que ha hecho de la estafa una profesión respetable, que por circunstancias extrañas se ven envueltos en la que podría ser un negocio millonario, la falsificación y venta de la “Nueve reinas”, unas estampillas invaluables del siglo XIX a un millonario empresario español  filatelista.

Pocas películas, pueden mantener el nivel de suspenso y construir de forma inteligente una historia como la opera prima de Bielinsky.Una película que en definitiva no subestima a su audiencia.



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