lunes, 12 de mayo de 2014

"Los Girasoles de Rusia": La Guerra que nos separa

Existen algunas películas que uno puede contemplar, examinar y diseccionar, y bien podríamos encontrarnos con una multitud de imperfecciones: de una historia melodramático, de un guión que cae en clichés muy conocidos, o el sólo hecho de que pasados veinte minutos ya se tiene una idea de cómo va a terminar. Sin embargo, en estas películas, a las que si apreciamos en sus componentes separados o por sí solos nos dan con una producción irregular o de corte comercial - como una pose común, cómoda y efectiva-, nos proporcionan satisfacciones y alegrías que una película sólida, milimétrica, que incluso funciona como pieza de maquinaria (en donde todo encaja) no pueden darnos –nótese Argo.

De acuerdo a ellos, podríamos decir, que no escapan películas como Titanic,  Armagedon, Forrest Gump, La Vita e Bella, Simple Jack, Braveheart  Crash, The Blind Side, Avatar, Les Miserables, Independence Day, Slumdog Millionare o Pearl Harbor que vemos,  y no podemos dejar de pensar que algo no cuadra o que sobra algo; que pueden llegar hasta ser excesivas, irreales, superficiales e incluso repetitivas; o peor aún, que no fueron sinceras o que son simplemente muy malas, sobre todo cuando las vuelves a ver.  No obstante, son experiencias, de las cuales no tendríamos problema en repetir, porque nos gustan -a pesar de sus incongruencias o debilidades- y sentimos que tocan los acordes indicados, y siempre y cuando no pensemos demasiado en ellas seguirán manteniendo ese gran primer impacto al verlas.
En esa clase situaciones, mi placer culposo es “Los Girasoles de Rusia”, una cinta dirigida por el Vittorio de Sica comercial –no el original de Umberto D, Ladrón de Bicicletas, Milagro en Milán o Ayer, Hoy y Mañana, sino su contradictoria copia de los años sesenta. La película mantiene la identidad de culebrón melodramático -con grandes escenas, eso sí- pero algo discreta en construcción y confrontación personalísima con los protagonistas.
La historia es la siguiente, Los Girasoles de Rusia narra la historia de Giovanna una viuda de guerra que busca entre las listas de muertos y sobrevivientes, del Ministerio de Guerra Italiano, el nombre de su marido. Muchos años han pasado después de la guerra y no hay noticias de Antonio. Antonio y ella que fueron muy jóvenes, y muy llenos de vida y muy enamorados el uno del otro, recién casados, son separados por el llamado a enlistamiento en la segunda guerra. La separación es inminente y tratan de escapar de dicha obligación. Sin embargo, fracasan miserablemente y son separados, para luego despedirse en una concurrida estación de tren, como tantas familias y amantes entre el vitoreó y las lágrimas.

Giovanna, ya envejecida,  mantiene el luto y se rehúsa a creer que su marido esté muerto. Ahorra por su trabajo de cosedora y viaja a Rusia, donde se da con el antiguo frente, un campo lleno de  miles de girasoles que esconden, entre la tierra, el grano y la naturaleza muerta más 15 000 cuerpos entre soldados italiano, rusos y alemanes, además de campesinos, mujeres, viejos y niños En medio de el mismo,  se erige un monumento que dice:

Joven hijo de Nápoles, que cosa te ha traído a los campos de Rusia
¿No eras feliz en tu golfo natal?
Yo, que te encontré preso en Moscú
Tan lejos de tu tierra…

Giovana recorre la capital y los pueblos, en donde fue última vez visto el pelotón de Antonio, mostrando su foto y buscando respuestas en una tierra donde conoce a nadie y no puede comunicarse por el idioma. Todo sigue en negativas e indiferencia, hasta que un día unas comadronas le indican una pequeña casa. En la misma, una joven mujer tiende la ropa y  al acercarse, una niña la saluda en italiano.


Las actuaciones de Mastroianni y Sophia Loren dan consistencia a la película. Ambos recorren la vida de enamorados, virtuosa y sin preocupaciones hasta la incertidumbre, la duda y el suspenso de qué hacer con la vida una vez que el ser amado desaparece. La música de Henry Mancini es extraordinaria, es una composición que duele y una de las más desgarradoras de la época. La cinematografía es correcta, hay escenas extraordinarias como los largas panorámicas de los girasoles, las tumbas de los soldados italianos mientras Giovanna las recorre como en un sueño y las escena de la guerra en Rusia y por supuesto, el final.


Los Girasoles de Rusia, sin lugar a dudas, es una película lacrimógena en todo el sentido de la palabra, desde la música, la historia y las actuaciones. También, es una película que trata de la escarbar, incluso en sus formas más simples, en los compromisos y la responsabilidad, el olvido y las consecuencias de la guerra en los hombres comunes y anónimos que tuvieron que redefinir su vida en el olvido aquellas penas. A pesar, de no ser de las mejores producciones de De Sica, ni el mejor encuentro del memorable dúo del cine italiano de Mastroianni y Loren y de incluso parecer cursi o manipuladora, no deja por eso de ser una película memorable y una de las cintas románticas más recordadas del cine italiano. En ese sentido, es una película que no dudaría en recomendar siempre, para aquel que disfruta del cine y todas sus expresiones.


1 comentario:

  1. Hola, me gustaria saber en que lugar de Rusia se filmo.

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